Resumen de los puntos clave.
(No dejes de leer el artículo. Aprenderás técnicas para cada punto.)
- Estrés y ansiedad: ¿Dos caras de la misma moneda?
- Elementos para diferenciar el estrés de la ansiedad.
- El ciclo del estrés.
- El miedo frente a la existencia.
- Dos caras de la misma moneda.
- ¿Cómo contrarrestar el estrés y la ansiedad.
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Te invitamos a que leas este artículo escuchando el siguiente track que tiene ondas Alfa. Te ayudará a concentrarte y a recordar toda la información.
Delphi
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No resulta sencillo diferenciar el estrés de la ansiedad. En el lenguaje popular, las personas suelen utilizarlas de manera indiferenciada. Incluso, en el lenguaje científico, la diferencia entre las dos no es significativa, ya que las dos condiciones se dan como respuesta a una situación de riesgo o amenaza.
Sin embargo, existe una diferencia puntual entre estas dos sensaciones físicas y cognitivas. El estrés se produce cuando el sujeto no sabe lidiar con un fenómeno externo y que está fuera de su control. Es decir, al encontrarnos con una amenaza externa, nuestro cerebro secreta cortisol y otras hormonas. Esta reacción prepara al cuerpo para reaccionar y actuar al respecto.
Por otro lado, la ansiedad no necesita de un estímulo externo, sino que se produce respecto a la experiencia particular del individuo. Aun así, la respuesta química en el cerebro es muy similar. Es decir, el cerebro y el cuerpo se comportan como si estuvieran frente a una amenaza. Solo que, en este caso, la amenaza está relacionada con la reflexión de la persona sobre su pasado o su futuro.
Elementos para diferenciar el estrés de la ansiedad
Tanto el estrés como la ansiedad presentan síntomas similares, ya que son la respuesta fisiológica frente al riesgo. En una situación de vida o muerte, el cerebro activa los protocolos de huida y respuesta inmediata. Por ello, los síntomas comunes incluyen: ritmo cardíaco acelerado, respiración acelerada, intranquilidad, miedo y desesperanza. Aun así, hay elementos puntuales que los diferencian.
- El estrés suele ser de corta duración; mientras que la ansiedad se puede mantener en el tiempo.
- Normalmente, se puede identificar la causa directa del estrés: problemas financieros, una ruptura amorosa, una situación violenta o un cambio repentino de domicilio o país de residencia. En contraste, la ansiedad puede aparecer sin necesidad de una amenaza externa.
- El estrés puede incluir los siguientes síntomas particulares: irritabilidad o mal humor, mareos, náusea, pensamientos ansiosos, infelicidad y sensación de agobio.
- La ansiedad presenta otros síntomas: intranquilidad, tensión, sudoración, nerviosismo y miedo constante.
Debemos ser conscientes de que al activar estas secreciones hormonales nuestro cuerpo y cerebro se preparan para reaccionar y actuar. Por ello, tanto el estrés como la ansiedad pueden ser útiles en contextos laborales, profesionales o deportivos. Sin embargo, permanecer en un estado ansioso o entrar con frecuencia en estrés, puede disminuir nuestra calidad de vida y enfermarnos.
El ciclo del estrés
El estrés aparece cuando el cerebro identifica una situación que pone en riesgo la integridad del individuo. En ese momento se secretan las hormonas correspondientes y el cuerpo se prepara para actuar frente a ello. Esta reacción no es necesariamente negativa y busca que el cuerpo reaccione y actúe pronto para solventar el evento.
Si la persona supera la situación de manera satisfactoria, entonces la secreción se normaliza a la vez que el funcionamiento corporal. Luego habrá una fase de descanso y tranquilidad. En este caso hay un desenlace sano de la reacción hormonal que se conoce como eustrés o estrés positivo.
Por el contrario, si la amenaza continúa, entonces eventualmente la secreción hormonal se reactivará y el cuerpo estará en alerta nuevamente. Cuando el cuerpo activa constantemente el mecanismo de defensa, a pesar de que ya no existe un riesgo inminente, aparece el estrés crónico que es muy cercano a la ansiedad. Cuando la secreción hormonal se hace crónica también puede aparecer la depresión y la angustia.
El miedo frente a la existencia
La ansiedad puede manifestarse como un síntoma del estrés crónico. Cuando ya no hay un estímulo externo, pero se manifiesta la respuesta fisiológica, entonces hablamos de ansiedad. Este aparece por el miedo de que algo no tenga un buen desenlace. Por ello, depende de la interpretación del sujeto sobre lo que está ocurriendo.
Esta reacción es común en la vida cotidiana. Por ejemplo, sentimos incertidumbre antes de una entrevista de trabajo, un examen o una cita. Estas son manifestaciones normales de ansiedad. Sin embargo, como en el caso del estrés, se vuelve problemático cuando el proceso no tiene una correcta resolución y permanece la reacción fisiológica y no se pasa al descanso y la tranquilidad. En este punto, aparecen la angustia constante frente a la existencia y la depresión.
El trastorno de ansiedad, que es una enfermedad y necesita tratamiento, puede empeorar la calidad de vida, lo podemos definir como un miedo constante a la existencia. Cuando se normaliza la reacción ansiosa o de estrés, entonces cualquier evento puede desencadenar una reacción fisiológica de riesgo, amenaza, desesperanza, miedo e incertidumbre.
Dos caras de la misma moneda
La relación entre estrés y ansiedad es que son reacciones emocionales y fisiológicas frente a situaciones de peligro. Sin embargo, se diferencian porque la primera necesita un estímulo externo y la segunda no. Además, cuando se vuelven problemáticas es más difícil diferenciarlas, ya que cuando el estrés se hace crónico es muy parecido a la ansiedad.
Por otro lado, la depresión y la angustia son síntomas que pueden aparecer en periodos ansiosos y de estrés crónico. La desesperanza y el miedo a la existencia son una posible consecuencia del estrés y la ansiedad. Esa es la diferencia fundamental entre estrés, ansiedad, depresión y angustia.
Si bien, estas sensaciones son necesarias para reaccionar de manera oportuna frente a obligaciones y situaciones peligrosas, es necesario controlarlas cuando desencadenan síntomas físicos y problemas en la conducta como los siguientes:
- Consumo frecuente de cafeína, alcohol, nicotina y otras sustancias psicoactivas para contrarrestar las sensaciones. El estrés y la ansiedad facilitan la aparición de círculos viciosos y adicciones.
- Síntomas físicos que limitan el funcionamiento normal del individuo: dolores de cabeza crónicos, rigidez muscular, fatiga crónica, insomnio, problemas de memoria, problemas inmunológicos, hipertensión y úlceras.
- Es común que el estrés crónico y el trastorno de ansiedad estén acompañados de depresión o angustia y dificultad para asumir una vida funcional.
En el mundo moderno, debido al alto nivel de exigencia en el contexto laboral e interpersonal, es usual que el estrés y la ansiedad resulten en situaciones problemáticas. Por ello, es necesario generar estrategias para contrarrestarlas.
¿Cómo contrarrestar el estrés y la ansiedad?
Las principales herramientas para evitar que el estrés y la ansiedad controlen tu vida son el autoconocimiento y el autocontrol. Debes generar herramientas personales para enfrentar las situaciones difíciles y apremiantes. Para ello, puedes buscar la ayuda de profesionales, aplicaciones y de tu círculo de apoyo. A continuación, te damos una lista de estrategias puntuales que puedes utilizar:
- Organiza tus prioridades. Prepárate para afrontar tus obligaciones y ten claro qué debes atender con urgencia. Aborda las actividades tan pronto como sea posible y evita aplazar los problemas. La procrastinación aumentará la ansiedad y el estrés.
- Balancea tu vida con hábitos saludables. Date espacios para comer bien, tener una dieta saludable e hidratarte. Recuerda realizar actividad física, descansar y mantener tu cuerpo y mente balanceados. Aprende técnicas de respiración para hallar paz y tranquilidad.
- Reactiva la agencia en tu vida. No dejes que los eventos te desestabilicen. Utiliza técnicas de meditación, el yoga o el Taichí para recuperar el equilibrio y estar en el presente. Así podrás reaccionar de manera oportuna y con una consciencia plena.
- Aprende a relajarte y a buscar la tranquilidad. Aprovecha tu tiempo libre para descansar y distraerte. No permitas que la angustia domine tu cotidianidad. Puedes recurrir a frecuencias sanadoras para potenciar tus procesos de recuperación. No dudes en tomar unas vacaciones cuando sea oportuno.
- Aprende a conversar sobre tus problemas y desahógate. Recurre a tu grupo de amigos, tu pareja o familiares para conversar por lo que estás pasando. El poder desahogarte te ayudará a procesar las sensaciones. No dudes de ir a terapia, en este espacio podrás expresarte sin miedo de los juicios y el qué dirán.
Por último, recuerda mantener una vida balanceada en la que haya espacio para la esperanza, los sueños y la positividad. El estrés y la ansiedad son respuestas naturales frente al riesgo, pero no estamos obligados a vivir al límite. Todos necesitamos un espacio para respirar, agradecer y tomar el impulso para volver a empezar. La realidad puede ser abrumadora, pero también está llena de maravillas por disfrutar.